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La Psicoterapia: Herramienta Poderosa de Crecimiento y Bienestar
La idea de que ir a un psicólogo o psiquiatra significa que uno está «loco» o enfermo ha ido cambiando en las últimas décadas. Hay cada vez más gente que descubre que la psicoterapia puede ser una tremenda ayuda para sentirse mejor consigo mismo y con los demás. También ha quedado claro que no es necesario estar en crisis para poder aprovechar esta poderosa herramienta para nuestro crecimiento y bienestar personal. También sabemos que puede ser muy útil en el tratamiento de muchas dolencias y enfermedades corporales.
LA CONFIANZA
El criterio para saber si un terapeuta te puede ayudar o no es si te da confianza, si sientes «química» con él o con ella. No importa si es un doctor muy famoso o altamente recomendado. A menos que sientas confianza, esta persona no te puede ayudar. Por otro lado, si tu desconfianza es extrema, siempre encontrarás una razón para no confiar.
La confianza en el terapeuta es lo más importante, especialmente cuando utiliza métodos que te llevan a experimentar situaciones emocionalmente dolorosas de tu pasado. Sin embargo, la experiencia de este dolor tiene un efecto muy positivo: al tomar consciencia y revivir tu memoria emocional, te liberas de la energía perturbadora atrapada en ella.
Como resultado, las actitudes y los comportamientos negativos causados por aquella energía atrapada desde tu infancia cambian, y te encuentras reaccionando y actuando de maneras más constructivas para ti y los demás. Los patrones de conducta repetitivos que te causaron tanto malestar van desapareciendo y tu personalidad se vuelve más armónica y equilibrada.
Pero, ¿quién quiere sentir dolor voluntariamente? ¿Acaso somos masoquistas? Estas objeciones tienen sentido. El sentimiento normal ante el proceso terapéutico es temor, porque intuimos que nos va a doler. De ahí la importancia de la confianza en quien lo dirige.
LAS CULEBRAS INOFENSIVAS
Utilizo una metáfora para explicar mejor lo que ocurre en las terapias emocionales: Imagínate que tienes cuatro años y estás caminando en el bosque. Es tarde, el sol está desapareciendo y se está poniendo oscuro. De repente, ves una culebra en la vía, unos metros más adelante. Por supuesto, te asustas, te quedas parado y decides no seguir adelante.
La vía era un camino de crecimiento que fue bloqueado en tu infancia por el miedo, culpa y/o vergüenza. Por lo tanto, no lo recorriste completamente y no aprendiste la lección que el mismo te hubiese dado. Treinta años después, la falta de este aprendizaje te crea problemas, por ejemplo, te sientes muy inseguro en situaciones sociales, y decides ir a un psicólogo. El psicólogo es especialista en reabrir caminos cerrados y te dice: «Ven conmigo, vamos a quitar la culebra de aquel camino». «No, no –dices tú– esta culebra es peligrosa. No quiero acercarme».
Pero poco a poco el terapeuta te va convenciendo y, poco a poco, por la confianza que le tienes, te dejas llevar de la mano, acercándote cada vez más a la bestia. Estás sudando y temblando con el miedo que sentiste en aquel entonces, hasta que logras aproximarte lo suficiente para verla más de cerca.
Y para tu sorpresa, lo que ves ahí enrollado en el camino no es ninguna culebra, sino un pedacito de mecate. Treinta años atrás, en la oscuridad y con cuatro años de edad, el mecate se parecía mucho a una culebra. Ahora, con la conciencia del adulto, puedes darte cuenta de que ya no hay razón para temer este camino.
En la vida real, como resultado de tu experiencia en la terapia, comienzas a experimentar más seguridad cuando estás entre la gente.
Parte del proceso terapéutico puede, entonces, implicar un encuentro doloroso con el pasado. La meta no es olvidarnos de nuestro pasado, sino lograr una liberación emocional de la energía atrapada. Así deja de controlar nuestros patrones de conducta. La máscara impenetrable de nuestra personalidad se vuelve cada vez más transparente y lo que mostramos hacia afuera comienza a reflejar cada vez más lo que en esencia somos: seres alegres, espontáneos, sinceros, creativos y amorosos.
El proceso de sanación emocional mediante la psicoterapia nos brinda la oportunidad de redescubrir nuestra verdadera naturaleza y adquirir un conocimiento más profundo sobre quién realmente somos. Así descubrimos que es imposible no amarnos a nosotros mismos porque quién realmente somos es maravilloso. Y el bienestar y fuerza interior que esta autoestima nos proporciona se manifiesta en una forma de ser cada vez más positiva y segura.
Mediante más de 30 años de experiencia como terapeuta y también a través de mi experiencia personal con terapia, he encontrado el concepto del “niño interior” y el reencuentro con el pasado emocional muy útil para mucha gente. Pero no para todos, porque somos diferentes. Por eso, existen muchas teorías y técnicas psicoterapéuticos diferentes. Su eficacia depende de muchos factores, como por ejemplo la historia, la personalidad y la situación actual de cada persona; - y por supuesto también de la competencia profesional y calidad humana del terapeuta. Los mejores terapeutas han pasado personalmente por las terapias que utilizan.
Por la misma razón, no todos los terapeutas se enfocan en los traumas emocionales del pasado. Por ejemplo, hay terapeutas que trabajan más a nivel cognitivo (pensamientos e ideas), otros en el área del comportamiento y otros a nivel energético. A veces hay que probar diferentes enfoques. Lo importante es no rendirse antes de encontrar el terapeuta y el método que funcionan para uno.
Fuente: Libro “El Éxito es Ser Uno Mismo” de Jan Moller
Link para el libro:
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