La difícil tarea de vivir en el presente

Vivimos parte de nuestra temprana infancia en el “aquí-y-ahora”. A medida que el cerebro pensante y lógico se desarrolla, nuestro contacto natural con el presente se debilita. Pensamos cada día más y sentimos cada día menos. Al final, vivimos esclavizados y manejados por la mente y sus pensamientos, que son incapaces de captar el momento por la siguiente razón:

La dispersión mental

Observando la mente descubrimos la dispersión mental: estamos haciendo algo mientras estamos pensando en otra cosa, es decir, la mente no está donde está el cuerpo. Estamos dispersos o distraídos. ¿Alguna vez has tenido la experiencia de perder cosas o no encontrar cosas, por ejemplo, las llaves, porque no recuerdas donde las pusiste? No lo recuerdas porque mentalmente no estabas en el presente cuando físicamente las dejaste. Accidentes de tránsito o en el trabajo, errores y pérdidas de eficiencia y tiempo son algunas de las consecuencias de la dispersión mental. Además, se pierde la satisfacción en lo que se está haciendo

¿Cómo captar el momento?

El cuerpo siempre está en el presente, mientras los pensamientos siempre están en el futuro o el pasado. Intenta pensar en el presente. En el momento que lo haces, ya este presente se convirtió en el pasado. El presente no se puede pensar, pero sí se puede sentir. Una manera de captar el momento y vivir el presente es entonces sentir algo físico. Puede ser tu cuerpo, tu respiración, algún sonido, algún sabor u olor o cualquier otra cosa física. En el momento en que la mente está ocupada con el sentir, no puede pensar porque el sentir y el pensar se excluyen mutuamente. Si estás pensando, no puedes sentir, y viceversa.

El Mindfulness (Atención Plena)

Estar sintiendo algo físico es entonces sinónimo de Mindfulness (atención plena) y también de estar meditando, porque reduce la cantidad de pensamientos e induce al silencio mental. Una de las técnicas más antiguas de meditación es una técnica budista llamada Vipassana. Consiste en estar sentado con los ojos cerrados y simplemente sentir y observar la respiración, específicamente el movimiento del abdomen.